Allan Fernández Castillo es un funcionario con cinco años de laborar para la CNFL y, desde que ingresó a la empresa, siempre se ha preocupado por el cumplimiento de la normativa en materia ambiental.
Inició como misceláneo y encargado de bodegas de hidrocarburos, gases y residuos en la Planta Hidroeléctrica Belén. Allí aprendió la importancia de aplicar rigurosamente las normas establecidas para el tratamiento de estas sustancias, potencialmente contaminantes.
En 2013, pasó a desempeñarse como asistente administrativo de la PH Belén y, desde sus nuevas funciones, se ha esmerado por motivar a sus compañeros en materia de protección y conservación del ambiente.
Reconoce que la parte más difícil del trabajo ha sido la creación de conciencia en las personas.
Para Allan, “las actividades cotidianas y la manera en cómo se ejecutan siempre tienen impactos y, por ello, debemos preguntarnos si se pueden hacer mejor”.
Nos recuerda que para la empresa es significativo que sus normas no se queden en el papel y por tanto espera que todos seamos responsables con el ambiente.
Pequeñas tareas como clasificar bien el reciclaje, llenar correctamente la información de un formulario, o reportar una fuga de agua, son grandísimos aportes para el fin que busca la compañía y “ese poder lo tenemos todos”, concluyó.